En una coyuntura crucial para México, la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) surgió como respuesta a las transformaciones educativas de fines de los años sesenta y principios de los setenta, como consecuencia de los movimientos estudiantiles de 1968 y 1971 y las demandas sociales por mejoras en la educación.
En mayo de 1973, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) propuso al Presidente de la República Luis Echeverría Álvarez el nacimiento de la UAM.
En diciembre de ese mismo año, el Congreso de la Unión aprobó su creación y dió vida a su Ley Orgánica, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 17 de diciembre de 1973, la cual entró en vigor el 1 de enero de 1974.
Esta Ley Orgánica daba a la universidad tres actividades sustanciales:
I.- Impartir educación superior de licenciatura, maestría y doctorado, y cursos de actualización y especialización, en sus modalidades escolar y extraescolar, procurando que la formación de profesionales corresponda a las necesidades de la sociedad;
II.- Organizar y desarrollar actividades de investigación humanística y científica, en atención, primordialmente, a los problemas nacionales y en relación con las condiciones del desenvolvimiento histórico; y
III.- Preservar y difundir la cultura.
En enero de 1974, el ingeniero Víctor Bravo Ahuja, Secretario de Educación Pública, dio posesión a los miembros de la Junta Directiva, quienes nombraron al arquitecto Pedro Ramírez Vázquez como el primer rector de la UAM.Bajo su liderazgo, se ideó la distribución en tres primeras unidades (Azcapotzalco, Cuajimalpa y Xochimilco).
La visión de la UAM se caracterizaba por su carácter público, metropolitano, autónomo e innovador. La creación de la universidad respondió a la creciente demanda de educación superior y la búsqueda de un sistema dinámico. A lo largo del tiempo, la UAM ha continuado creciendo con la creación de dos unidades nuevas: Cuajimalpa en 2005 y Lerma de Villada en 2009.
Su modelo educativo se basa en cinco pilares rectores: transdisciplina, sostenibilidad, innovación, tecnología y tradición social. Esta flexibilidad, respaldada por la Ley Orgánica, le permite adaptarse y evolucionar para satisfacer las cambiantes necesidades sociales.
Lejos de adherirse al esquema tradicional universitario, se sitúa a la vanguardia de la transición del sistema educativo superior hacia lo moderno. Esto le ha permitido moldear una oferta académica dinámica y otorgar un perfil específico a cada profesión que imparte.
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